Al hablar de la planeación tributaria, estamos refiriéndonos de un conjunto de acciones coordinadas encaminadas a la optimización de las utilidades de la organización empresarial o la de los socios o accionistas, sea cual sea su tipología —incluso persona natural—, afinando la disposición de las cargas impositivas formuladas sobre las proyecciones de la compañía, siempre dentro del marco de la legalidad, evitando incurrir en prácticas de evasión y / o elusión fiscal. La planeación tributaria no solamente se limita a la reducción de la carga impositiva, esta también se enfoca en poder generar disminución de costos, con la finalidad de generar más rendimientos y utilidades al final del periodo, de allí la importancia o relevancia de su correcta práctica.
Su finalidad recae en poder prever los efectos de la aplicación correcta o incorrecta de las leyes en materia tributaria, y poder determinar con claridad las diferentes alternativas que se pueden tener con respecto a una o varias situaciones en cuestión, poder así anticiparse a las situaciones a las que las compañías puedan acogerse en las situaciones determinadas, adicionalmente evitar conflictos a futuro con las entidades tributarias (DIAN y secretarias de hacienda), y así poder tener debidamente soportada la información de las respectivas declaraciones en el caso de ser requeridas. En términos financieros y económicos, ayuda a tener una mejor proyección de los flujos de caja y a generar un incremento de los dividendos de los accionistas y rentabilidad de la empresa.
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